Son tiempos de remoto.
Los que llevamos tiempo utilizando la fórmula de trabajo en remoto, sabemos perfectamente que lo que estamos haciendo estas últimas semanas no es trabajar en remoto. Esto es mucho más complicado. El hecho de que compañeros, clientes, proveedores, etc. también estén utilizando esta fórmula, provoca que la situación sea muy distinta, mucho más compleja, con multitud de reuniones, llamadas, etc, eliminando los espacios en blanco que existían cuando se trabajaba en remoto en una situación normal, con gran parte de esos stakeholders en su ubicación habitual.
Si, además, tienes que compaginar este trabajo con la atención a tus hijos, todo esto se vuelve mucho más complicado. En mi caso no me puedo quejar, puesto que sólo tengo un hijo, Daniel, de 7 años, y aunque es muy bueno demanda atención, como es normal. Ya no se trata de que interrumpa en llamadas, reuniones, momentos de concentración, etc. Se trata de que él también tiene cosas que hacer, derivadas de su estudio.
Desde el pasado 10 de marzo hemos intentado que fuera haciendo sus deberes, organizando entre su madre y yo qué es lo que tenía que hacer cada día, recordándole las videoconferencias que tenía programadas con sus profesoras, etc. Y era agotador, para ambas partes.
Pero entonces leí el artículo de Andreu García, Scrum para niños confinados, y asistí a un webinar organizado por Vanessa Amaya, de Agile Kids, y decidí que valía la pena intentarlo: iba a aplicar Agilidad al día a día de mi hijo Daniel.
A pesar de que sólo llevo unas semanas de experimento, ya en la primera de ellas, al tercer día, es decir el miércoles por la mañana, ya era consciente de que iba a ser todo un éxito.
Lo primero que hice durante el fin de semana pasado fue comprar los materiales necesarios: Tres cartulinas para el tablero -y que una de ellas fuese azul, su color favorito- donde ubicar todas las tarjetas según se fueran completando. Post-its de distintos colores, para intentar identificar las asignaturas de cada tarjeta:
- Amarillo chillón para Lengua,
- Amarillo flojito para Sociales,
- Verde para Matemáticas,
- Rosa chillón para Inglés,
- Rosa flojito para Naturales,
- Azul para el resto: Música, Plástica, Valores, Lectura, Gimnasia, Natación y Tutoría
La estructura del tablero ha sido muy sencilla: Pendiente (cartulina naranja), Para Hoy (cartulina verde) y Hecho (cartulina azul). En esta primera semana hemos incluido un total de 35 tarjetas, incluyendo tanto ejercicios como videoconferencias:
- 9 tarjetas de Inglés
- 7 tarjetas de lengua
- 5 tarjetas de Matemáticas
- 2 tarjetas de Naturales
- 2 tarjetas de Sociales
- 2 tarjetas de Música
- 2 tarjetas de Plástica
- 2 tarjetas de Valores
- 1 tarjeta de Lectura
- 1 tarjetas de Gimnasia
- 1 tarjeta de Natación
- 1 tarjeta de Tutoría
La dinámica de trabajo ha sido la siguiente: se le ha explicado a Daniel que él decidiría cada día qué trabajo quería hacer, y que únicamente había tres condiciones:
- Las videoconferencias tenían un día y hora especificado, que él ya conocía porque todas las semanas era igual.
- Que las tareas que necesitara ayuda o utilizar el ordenador (fichas interactivas) las tenía que organizar para los espacios en que papá o mamá le pudieran dejar un ordenador, fuera de nuestras horas de trabajo.
- Que todo el trabajo tenía que estar finalizado el viernes por la tarde, pero que si, por ejemplo, lo acaba el jueves, tendría el viernes libre.
¿Qué es lo que ha sucedido? Muy sencillo, y muy gratificante a la vez. Daniel ha empezado a auto-organizarse de una forma muy rápida, haciendo cada tarjeta según le iba apeteciendo, y alineado con la planificación de las videoconferencias. Por ejempo, si el martes a las 12:00 tenía la videoconferencia de Lengua, lo que ha hecho es intentar hacer bastantes ejercicios de Lengua antes de dicha sesión.
El resultado ha sido que el miércoles, a las 10h de la mañana ya tenía en el panel de Hecho 23 de las 35 tarjetas, y él estaba supercontento. No sólo porque veía posible que el viernes lo tuviera libre, sino porque dependía de él mismo para hacer sus tareas, se podía tomar los descansos que él necesitara, veía que no tenía a sus padres persiguiéndole para que hiciera esto o aquello, y supongo que porque estaba experimentando una sensación de control que hasta el momento era desconocida para él.
Yo no puedo estar más contento, pues estoy convencido que le estoy introduciendo una serie de elementos en su educación que le están preparando tanto para su presente como para su futuro, sustentado en los valores en los que creemos, y por ello vamos a continuar utilizando esta metodología, e iremos iterando y evolucionando en función de la realidad que nos vayamos encontrando.